Pantalla en negro. Año 2020. 20:15. Se escuchan los tonos de marcado de un teléfono. El chico protagonista, Mario ha llamado a su madre, y ésta le pregunta sobre la entrevista de trabajo que ha tenido hoy. Durante el tiempo que dura la conversación, vemos imágenes de la entrevista. Oímos a Mario decir que todo ha salido más o menos bien, las pruebas técnicas, las de idiomas, la prueba psicológica, pero la prueba genética de aptitud no la ha pasado, en ese momento se ve a Mario doliéndose de un pinchazo en el dedo y un sello de no apto en el informe del entrevistador. El informe pasa a una pila de “No aptos” próxima a una de “Aptos”. “Me parece genial que se controlen los genes de las personas violentas si así se evitan incidentes, pero de ahí a que se juzguen a las personas por su ADN me parece excesivo”. Mientras decía esa frase, vemos a Mario salir jodido del edificio de oficinas. El chico dice que tiene que colgar, que ya hablarían mañana. Ya en el interior de su habitación, sentado en la cama Mario mira abatido el móvil, al cabo de unos segundos desvía la mirada y se encuentra con una foto en la que aparecen dos chicos sonrientes y una chica algo más seria, de fiesta. Se levanta y pone la foto boca-abajo con un ligero signo de enfado/frustación.
Mario ha salido a correr. Está lloviendo, no hay nadie por la calle. Entra en casa empapado y cabizbajo. Va hacia la ducha y enciende el agua caliente. Se oye una voz en off que simula su pensamiento, diciendo algo parecido a: “Siempre pasa igual, esto no va a cambiar nunca. Pero no podía más. Demasiado tiempo de mentiras, sufrimiento y paranoia. Tuve que hacerlo. Pero ¿para qué? Nada ha cambiado. Antes estaba mal pero ahora no puedo decir que esté mejor.” Mientras, Mario ha terminado de ducharse y coge un plato de la cocina y se va al salón, ve la tele mientras cena iluminado únicamente por el resplandor de la pantalla del televisor, en un salón para una única persona. Al cabo de un rato, se va a la cama y antes de acostarse, con una expresión mucho más relajada y tranquila, vuelve a poner en pie la foto. Apaga la luz.
Se le ve disfrutando de un café en una cafetería con un libro. En un momento dado, recibe una llamada de teléfono y se le escucha cómo está quedando para salir esa noche con dos amigos suyos.
Se reúnen en la puerta de un bar los tres, entran y se les ve muy animados, como tres amigos de toda la vida pasándoselo muy bien. En un momento dado piden que les hagan una foto, y se observa como los otros dos chicos son los mismos que aparecían en la foto con la chica y Mario ocupa el mismo lugar que ocuparía la chica. Mario tiene una gran sonrisa. Pantalla en negro, que reza: “Ante los ojos de esta sociedad no soy una persona completa, pero al menos soy la incompleta persona que siempre he querido ser“.
